áfono, na.
(Del gr. ἄφωνος).
- adj.afónico.
- adj.Dicho de una letra escrita: Que no suena en la pronunciación.
- adj.silencioso.
“Me yergo sobre pasos que no avanzan/ siento en las venas y en las cúspides del cuerpo/ que un forastero sin presencia me canceló el cerebro/ y que las redes intestinas, las hostiles sinapsis/ me deshabitan y me hostigan…/ …/ Puedo inventar la música absoluta/ pero estoy sordo,/ áfono,/ atónito, sin entierro ni nombre,/ sin llanto ni sepulcro,/ por una suave nada acribillado…”.
– Ernesto de la Peña
El silencio debe decirse, pero para que esto ocurra, antes, debe ser escuchado en cada uno los rincones donde se refugia; hay que invitarlo a salir para que podamos mirarlo de frente… poder que de su garganta salga el rumor de los árboles que se mecen durante las madrugadas en Chapultepec o el colapso de una gota cayendo contra una roca en la oscuridad de Cacahuamilpa y sus grutas: para darle una voz, prestarle nuestras inquietudes y quitarle su afonía.
Este proyecto nace sobre una hoja en blanco en mi agenda de notas; justo después de la página donde apunto los ajustes a realizarle a un manual corporativo y ocho ensayos de mi aún volátil firma (de diez mil que he tenido a lo largo de mi vida). Nace entre las demás opciones para nombrar lo que, como siempre termina siendo conmigo, será un blog más cuya fórmula no es complicada.
Al principio de mi cuaderno se leen dos cosas: mi nombre y una cita de Charles Bukowski:
“… hay algo mal en mí, además de la melancolía”
Separado por un renglón, justo cuando finaliza un abismo de dos centímetros, se alcanza a distinguir:
“If you wanna play it like a game, well, c’mon, c’mon, let’s play…”
Así, pues, se resumen las inquietudes principales de este proyecto que, en un principio, tiene una meta específica que busco mantener (ya sea en solitario o apoyado de mis amigos, los más queridos, los que sé entienden estas ideas que llegan a mi mente como diatribas salen de los políticos en campaña).
Un año a partir de hoy, el día de su publicación como un blog. Un año publicando periódicamente sobre un tema que no es mi fuerte, del que soy un mero aficionado (como en tantos otros me he aventurado) y por el que día a día me he visto poderosamente atraído: la música.
¿Por qué un año? Porque ya he escrito en muchos blogs; muchos ya no existen, otros ya no los recuerdo, uno se mantiene en línea por mera nostalgia y otro sigue vivo con intermitentes señales de vida. El PROYECTO ÁFONO quiere ser constante… y lo va a ser.
¿Y qué pasará cuando se cumpla la meta? Seré (o seremos) un .mx o un .com o un .net o un .fm; no quiero aventurarme, por el entusiasmo, a comprar un dominio desde el principio. Quiero hacer las cosas bien desde un principio. Y no por hacer bien quiere decir que vaya, compre un dominio, rente alojamiento en un servidor y, pasado el tiempo, lo abandone. No, no es una cuestión de dinero: es de compromiso y consolidación. Del PROYECTO ÁFONO depende en gran medida una serie de planes paralelos que requieren de la consolidación sobre la que tanto hincapié hago.
¿Por qué áfono? Porque a través de las reseñas, vamos a darle vida al álbum que haya sido escuchado. No un simple “me gusta porque…” o “no me gusta porque…”. No.
Es áfono porque mientras el lector se encuentre aquí, en este espacio aleatorio, encontrará –tal vez- los motivos que le hacen odiar al mundo o extrañar inconteniblemente a alguien cuando una nota se mete en sus poros. Porque la música, nuestra música, la que se consume y nos consume, no se escucha nada más. Ésa se siente, se puede tocar, se puede sufrir, se puede convertir en mil formas, en un apotema, en una voz… en un sitio recóndito de nuestro ser.
El PROYECTO ÁFONO será simbiosis, mutación, fotosíntesis, digestión… un ciclo de cuerdas, loas renacentistas: trazos en un blog.
Quizá no quede muy clara la intención de este sitio… se entenderá mejor conforme las reseñas de álbumes vayan publicándose. La invitación es abierta; todos podemos entrar.
Decía Claude Debussy que no basta con oír la música; además hay que verla… en esta casa decimos que hay que escribirla, hay que reseñarla, hay que leerla, hay que tomarla y conquistar las fronteras más profundas de nuestros seres.
Bienvenidos sean.